//

domingo, diciembre 18, 2011

Conociendo futuras promesas: NICOLAS LAURIA

Nicolás Lauría, alero de 2,02 metros de altura y 23 años, jugador de Peñarol de Mar del Plata, es el protagonista de una historia singular.

Es hijo del recordado Zachary Cooper, el norteamericano que jugó para Peñarol a fines de los ´80. El morenito Nicolás nació el 9 de febrero del ´88 cuando su padre había vuelto a Estados Unidos. Cristina Lauría, la madre, relató a Télam que no llegó a conocer al papá.

Todo el ambiente del basquetbol habla del hijo del notable ex NBA, que llegó en el ´86 para erigirse en jugador clave en el ascenso de Peñarol a la Liga Nacional. Formado en la Universidad de Nueva Jersey dejó su estilo y un hijo.



La historia cuenta que Peñarol pretendía ascender y un par de directivos fueron a buscar a dos "lungos" norteamericanos: contrataron a dos jugadores de jerarquía, uno Zachary Cooper y el otro Maureen Mosby, ambos clave en el ascenso del equipo de Mar del Plata hace un cuarto de siglo.

La cuidad asistió así al desarrollo "cultural" del baloncesto como espectáculo popular y "taquillero" porque el básquetbol asimiló a la "clase media" local.

No todo fue baloncesto para el eximio Zachary y estando aquí se enamoró de una muchacha, Cristina Lauría. Ella tenía algo más de 20 años cuando conoció al basquetbolista negro norteamericano.

El niño, negrito como su progenitor, creció con su madre quién le puso su apellido Lauría, en tanto Cooper no volvió por Mar del Plata y su carrera deportiva se vió cortada por lesiones.

El único contacto que tuvo "Nico" con su papá fue cuando tenía 8 años. A través del ex directivo Miguel Belza pudo hablar telefónicamente con Zachary, radicado otra vez en Estados Unidos.

Ahora, se repitió la conversación hace muy poco.

El padre se emocionó cuando le contaron que el niño "ya era figura en los infantiles de Peñarol", dijo la madre Cristina, empleada del Banco Nación, sucursal local. "Nico" nunca estuvo un contacto personal con su papá.

"Nico" ya era "un distinto" en inferiores. A los 17 años integró la selección juvenil nacional y fue "Revelación 2005" premio "Lobo de Mar". Hace cuatro años era uno de los recambios en el equipo de Peñarol, ingresaba unos minutos y se iba ovacionado.

"En las recordadas veladas del estadio Super Domo en los ´80, Cooper era "Rifle", un jugador mágico". Así, lo recuerdan los memoriosos del básquetbol local y hoy su hijo es con Marcos Mata y Facundo Campazzo referente de una generaciòn.

Fuente: Télam

0 comentarios :

Publicar un comentario